Las montañas gélidas, con un cambiante y frío viento que lastimaba la piel solo de sentirlo, era como estar ardiendo, pero a baja temperatura, y mientras tanto, una figura en lo alto de la misma observaba abajo, podía ver de manera perfecta la alea de kirigakure….
-¿No habías tardado mucho en llegar?... y te dicen una gran shinobi.
Freeya Natzumi: -No deberías hablar cuando no te corresponde engendro… ¿Qué planeas?... hace tres días estuviste a punto de atacar el feudo del país del agua…. No puedo permitirte estar por ahí.
Aquel que observaba kiri desde las alturas se volteó, encapuchado como estaba no era posible ver su rostro. Pero era evidente que ninguno de los dos interlocutores estaría quieto por mucho tiempo, y así fue. Tan veloz como centella el encapuchado embistió a la kunoichi. Ahora se había detenido, pues su ninjato, había sido frenada por el kunai de la chica.
-Has mejorado… quien diría que tu, esa pequeña niña llegaría a estos niveles – dijo dulcemente el encapuchado, haciendo que su oponente se irritase y marcara distancia entre ambos.
Sin embargo el susodicho enemigo, se movía rápido, varios sellos se hicieron mientras los jutsus se ejecutaban, y una gran tormenta de relámpagos se desataba en aquella montaña, en la lejanía muchos pensarían que estaba dándose un cataclismo natural en aquella punta del mundo.
-A veces pienso que ustedes no son de este mundo… pero ya veremos – Mientras se sostenía el brazo derecho, el cual estaba completamente congelado…. Había sido un daño brutal. – Pero pronto lo comprobaremos – advirtió mientras retrocedía y se quedaba de espaldas a un barranco.
Freeya Natzumi: -No te vas a ir tan fácil – le amenazó mientras apoyaba una pierna en la nieve, pues parecía que su pierna izquierda había quedado muy dañada también.
-Espero que no te metas en mi camino de nuevo… después de todo, tu villa no puede conmigo – Menciona riendo y dejándose caer al barranco, pero bien sabia aquella mujer… que eso no iba a acabar con el.
-¿No habías tardado mucho en llegar?... y te dicen una gran shinobi.
Freeya Natzumi: -No deberías hablar cuando no te corresponde engendro… ¿Qué planeas?... hace tres días estuviste a punto de atacar el feudo del país del agua…. No puedo permitirte estar por ahí.
Aquel que observaba kiri desde las alturas se volteó, encapuchado como estaba no era posible ver su rostro. Pero era evidente que ninguno de los dos interlocutores estaría quieto por mucho tiempo, y así fue. Tan veloz como centella el encapuchado embistió a la kunoichi. Ahora se había detenido, pues su ninjato, había sido frenada por el kunai de la chica.
-Has mejorado… quien diría que tu, esa pequeña niña llegaría a estos niveles – dijo dulcemente el encapuchado, haciendo que su oponente se irritase y marcara distancia entre ambos.
Sin embargo el susodicho enemigo, se movía rápido, varios sellos se hicieron mientras los jutsus se ejecutaban, y una gran tormenta de relámpagos se desataba en aquella montaña, en la lejanía muchos pensarían que estaba dándose un cataclismo natural en aquella punta del mundo.
-A veces pienso que ustedes no son de este mundo… pero ya veremos – Mientras se sostenía el brazo derecho, el cual estaba completamente congelado…. Había sido un daño brutal. – Pero pronto lo comprobaremos – advirtió mientras retrocedía y se quedaba de espaldas a un barranco.
Freeya Natzumi: -No te vas a ir tan fácil – le amenazó mientras apoyaba una pierna en la nieve, pues parecía que su pierna izquierda había quedado muy dañada también.
-Espero que no te metas en mi camino de nuevo… después de todo, tu villa no puede conmigo – Menciona riendo y dejándose caer al barranco, pero bien sabia aquella mujer… que eso no iba a acabar con el.