Ha pasado mucho tiempo desde que vine a la villa para volverme mas fuerte. El siempre me dijo que podía hacer cualquier cosa,el me dijo que mi poder escondido era aun mas grande que el poseía.
Recuerdo sus historias, memorias de batallas, amigos, enemigos... ahora que lo pienso, no tengo porque preocuparme, tarde o temprano todo llega a su fin, nada es eterno, todo y todos se va a ir algún día, incluyéndome. Una vez le revelé este pensamiento a mi sensei, "eso es cierto, pequeño, yo soy la prueba viviente de eso... pero, ¿sabes que? la vida no significa nada si tu no proteges lo que tienes, nada tendrá sentido, luego, te sentirás vacío al llegar a viejo."
Mi sensei me enseñó a luchar me enseñó a hablar, el fue mi padre, no mi padre biológico, sino que fue el el que me educó, fue mi sensei el que me hizo fuerte.
Ya ha pasado un año desde que el se fue, desde que fue asesinado. Juré vengarlo, pero con mis habilidades en ese momento todo habría sido en vano y yo hubiera sido sacrificado.
Siempre me encantó luchar, tanto con los lobos, como con las criaturas del bosque, siempre luchando, con mi espada talaba arboles, destruía bestias, pero al parecer la bestia mas fuerte es el hombre. Criatura tan vil que asesinó a mi maestro. Nunca supe quien fue pero aún así decidí no rendirme, nunca me rendiría, me haría mas fuerte, no para vengar, sino para proteger, para proteger todo lo que vendría luego, todo lo que haría que mi vida tenga sentido. Ha pasado un año desde que todo esto pasó, y, aunque no puedo olvidar a mi maestro aún tengo sus enseñanzas en mi cabeza. Aún sigo viéndolo como si fuera mi padre. El me hizo fuerte, el me enseño el don del habla, habilidad solo disponible para los humanos, el me enseñó el arte de la espada y por ello, aunque no esté aquí conmigo siempre estará en mi corazón y siempre tendrá mis respetos y sus palabras en cuenta en mi cabeza.
Mi padre.