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Al caminar entre todos los puestos, me di cuenta que estaba anocheciendo. ¡NO ME JODAS!, está anocheciendo, ¿cuánto tiempo me he estado haciendo el bobo?, tengo que terminar esto pronto... no puedo seguir gastando mi tiempo. Mi principal hobby era caminar por las calles a todas horas, así que mi noción del tiempo acababa perdida. Después de darme cuenta de eso, vi un animal de complexión mediana, a mi percepción me llegaba hasta un poco arriba de las rodillas, mi altura es la promedio, así que no me asusté demasiado. Me quedé mirando a este animal, hurgaba entre las bolsas de basura. Supongo que ya había comido pues lo hacía con una sutileza. Las bolsas estaban todas rotas, la basura se esparcía por toda la calle. La luna estaba muy grande esa noche, las nubes la tapaban, pero después de unos segundos se movían y hacían que la silueta del animal se viera mejor. ¡Es un perro!, lo sabía. El perro no era tan grande, pero tampoco tan pequeño. Era casi completamente negro, manchas de un color café ligero, orejas con pequeñas manchas blancas, parecían pequeños puntitos pero que al verlos durante mucho tiempo se perdían y se transformaban en unas manchas completamente blancas.