Misión: Un artesano desea ser escoltado desde tu aldea hasta los límites, casi llegando al país (Que tu desees) , ya que en el camino habrán bandidos que querrán robarle sus artesanías, en caso de que estos aparezcan, no dudes en defenderlo.
Numero de post: 7 post de 6 renglones sin espacio.
Recompensa: 350 Ryous.

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Había pasado una semana desde que mi primera misión fue completada. Me sentía con una satisfacción bastante alta que junto a ella se encontraba un sentimiento de vacío. ¿A qué se debe esto?, hace una semana que terminé mi primera misión, debería sentirme de otra manera o al menos no debería sentir este vacío dentro, ¿por qué tengo este raro sentimiento?, no suelo sentirlo, no puedo decir que jamás lo he sentido porque estoy seguro que lo he sentido tiempo atrás pero, no encuentro una respuesta a este raro fenómeno dentro de mi. De nuevo seguía con mis problemas personales sin resolver, ¿cómo no podía saber porque sentía eso?, sólo una persona con bastantes problemas dentro de si mismo no lo sabría. Me quedaba bastante claro que tenía que despejar mi mente para poder o siquiera intentar librarme del sentimiento. Tomé mi camisa, me alisté y salí a las calles de Otogakure.

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Al salir de mi casa me sentí algo aliviado. Toparme con todas las personas que siempre me veía de alguna manera hacían que mis ánimos se levantaran. De igual manera, el sentir la mirada de todos sobre mi me hacía sentir algo incómodo, pero ya había lidiado con eso y lo había superado. ¿Por qué me miran?, ¿Tengo algo de especial?, no importa, tu sigue tu camino. -Pensé. Caminé durante horas, ¿el destino?, no había destino, mis caminatas sin rumbo eran completamente sin saber a donde iba a parar. Al pasar por las oficinas donde pedí mi última misión me dije ¿Sería bueno hacer otra misión?, bueno, si me lo pregunto jamás lo sabre, tengo que hacer las cosas para saber como me sentiré. Esto era así, si me imaginaba las cosas no me quedaban bastante claras y tenía que pasar por la experiencia para realmente saber que se sentía o que era lo que pasaba realmente. Ya era algo noche así que decidí ir a mi casa para descansar, después de mis caminatas solía sentirme algo cansado, y era obvio, pues caminaba mucho.

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Una hora había pasado desde que me levanté. Mi cara aún estaba un poco dormida, lo cual era bastante normal. Desayuné bastante rápido y empecé a leer un poco algunas técnicas de mi clan. Muchas cosas (por no decir casi todas) no me quedaban claro, no me preocupaba, intentaba leer todo demasiado rápido y de igual manera aprenderlas de una manera bastante acelerada, algo nada recomendable según me decían mis senseis. En medio de todo eso, llegó el correo. Habían varios paquetes, revisé hasta que encontré uno, que al parecer era específicamente para mi.

Spoiler:

Leí detenidamente la carta, no era nada trascendente. En mis planes ya tenía hacer de nuevo otra misión pero al parecer mi padre se adelantó a pedirme una misión. Al final se despedía de una manera bastante peculiar, estaba acostumbrado pero de igual manera sentía esa manera de decir un "adiós" bastante rara y compleja. No entendía por qué se comportaba así pero así lo quería, eso era todo. 350 Ryos era lo que pagaban, oh... mi paga de la última misión.

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¡¡¡Mi paga de la última misión!!! dije algo exaltado. ¿En dónde ha quedado?, ¿Será que la perdí?... tanto esfuerzo para nada. Seguido de esta frase metí mi mano al bolsillo, el dinero estaba justo ahí. Joo... soy un estúpido, creí que lo había perdido. Supongo que lo deje ahí y no me había dado cuenta hasta ahora. Mi cara al principio se veía un tanto preocupada y se comenzaron a hacer unas ojeras, después, al darme cuenta que mi dinero estaba seguro, fueron desapareciendo poco a poco.
Bien, ahora a hacer la misión, haber....¿Un artesano quiere que lo escolte?, increíble, debe de ser bastante rico, o al menos tener una posición bastante buena...¡pero bueno!, se me olvidaba que los artesanos en Otogakure son bastante importantes... veamos, aquí dice que me tengo que presentar mañana en el centro de la ciudad, supongo que se notará en dónde pues el artesano debe llevar algunas artesanías, bueno, eso no lo sé. Durante el resto del día no hice nada más que leer unos cuántos libros empolvados, comer, y mirar como llovía por la ventana.

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Era el día de la misión y me dirigí al centro de Otogakure. Eran aproximadamente las 8:40 de la mañana y aún no estaba en el lugar acordado, faltaban unos minutos para las 9 en punto pero bueno, ya estaba en camino. No faltaba mucho para que llegara, así que no me puse nervioso ni nada por el estilo porque faltaran pocos minutos para las 9. Como siempre, caminaba despreocupadamente. Al fin llegué, habían dos carrozas no tan grandes, la primera, dónde viajaba el artesano, era bastante bonita, con suaves sedas en las ventanas y de un color marrón bastante claro. La segunda era un poco más grande, pues ahí viajaban todas las artesanías. Después de examinar con mis ojos las carrozas, vi al artesano, completamente diferente a como me lo había imaginado. Era bastante joven y su vestimenta era completamente despreocupada. Sus ojos, cansados, lo hacían ver algo desmotivado. Yo me imaginaba a el típico artesano, viejo, con esposa y hijos a quienes mantener, no, no era lo que imaginaba.

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Cruzamos unas pocas palabras. Soy el enviado "especial" para escoltarlo durante su viaje. le respondí de una manera algo respetuosa. Ya veo. Primero que nada, háblame de tú, segundo... tu trabajo va a consistir en escoltarme hasta llegar al País de la Roca, mejor conocido como Iwagakure. Mis artesanías son bastante apreciadas por todos, ya que me esfuerzo demasiado en ellas el resultado final es bastante bueno, vaya, no quiero sonar presumido, pero es la verdad je. Bueno, que empiece el viaje. Seguido de esto, empezamos el viaje, pasamos por las puertas de Otogakure, la entrada/salida era bastante grande así que las carrozas salieron sin problemas. Nos dirigíamos a Iwagakure, un viaje de un día, el mismo día llegaríamos al destino. Mi posición entre las carrozas era al lado izquierdo de dónde estaba la primera carroza, atrás, en la segunda, estaba otro joven estudiante con el que jamás cruce la palabra. Por su cara pude notar que no era experimentado.

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Durante el viaje, tres bandidos, con una estatura algo baja, intentaron saquear la carroza de atrás. Al oír el disturbio fui con mi compañero y al ser dos contra tres decidimos ir uno por uno. El primero calló bastante simple, el otro estudiante le tomó por las manos mientras yo le golpeaba la cara, cayó desmayado. El segundo, no era más débil, pero tampoco era más fuerte, éste cayó con unas shurikens que lanzamos y una le dio en su ojo izquierdo. Al no poder ver bien decidió retirarse. El tercero, bastante enojado, murmuró, Malditos. Seguido de esto fue por mi, se lanzó con sus dos brazos para poder agarrarme, así que simplemente lo esquivé y cayó al piso. Con un color rojo en su cara el bandido se dio cuenta de que era él solo, contra nosotros dos. Al final decidió huir del lugar.
Ese mismo día, al anochecer, llegamos a Iwagakure. Terminamos exhaustos, pero la paga fue bastante buena. Me despedí del joven artesano y con mis pies cansados y algo adoloridos me dormí en una Posada bastante barata en la aldea. Al amanecer, aún con unos dolores no tan fuertes en mis piernas, partí para mi Villa de nuevo. Otogakure, como te extrañé. Esas caminatas al parecer han surtido efecto, puedo viajar varios días seguidos, increíble!.